Al Estado se ha intentado caracterizarlo mediante rasgos tales como la monopolización del poder, de la coacción física y como una instancia de administración centralizada y racionalizada, que actúa dentro de un ámbito territorial definido. Sin embargo en éstos intentos de exclusión o disminución de la importancia de la economía estatal no se puede ocultar el papel evidente que el Estado juega en la economía.
El Estado organiza las condiciones bajo las cuales los ciudadanos, en su calidad de personas privadas efectúan intercambios dando sustento al proceso productivo destinado a la satisfacción de las necesidades sociales. El Estado desarrolla y garantiza el derecho privado, el mecanismo del dinero, la infraestructura, etc.; proporciona las premisas existenciales de un proceso económico guiado únicamente por el lucro individual, pero que se legitima, sin embargo, en tanto satisface las necesidades sociales.
Causas de la intervención estatal.
El estado desempeña varias funciones; establecen un sistema de leyes y de instituciones legales que definen y hacen respetar los derechos de propiedad y resuelve los fallos del mercado. Se dice que los mercados fallan siempre que en un mercado competitivo incontrolado no se asigna suficientemente los recursos a los miembros de la economía.
A lo largo del proceso de consolidación del capitalismo, ocurrió una transición compleja y con cambios profundos:
- El intercambio mercantil de mercancías, tierra, trabajo y capital; la formación y organización de estos mercados necesitaban de un fuerte cuerpo normativo para funcionar en forma adecuada. Es así como surge la organización estatal como el centro de gravedad de la remodelación de las nuevas relaciones entre las clases y los grupos sociales.
- Organización y comportamiento del mercado: Desde la perspectiva del sistema es importante la rentabilidad, pero sobre todo crear las condiciones que la estabilicen a través de la construcción de infraestructura básica y de la producción de bienes públicos; de ahí la necesidad del Estado. En estas condiciones, se requiere de una instancia dotada de capacidad para organizar el sistema de relaciones económicas.
- Distribución de los frutos del progreso técnico: en este aspecto la necesidad del Estado es significativa si consideramos la tendencia inherente a la concentración social y territorial de la riqueza. Los mecanismos del mercado por si solos acentúan la desigualdad y por ello requieren de intervenciones que contrarresten esas tendencias que pueden hacer peligrar la continuidad del desarrollo.
Objetivos.
La intervención del Estado puede ser orientativa, en el sentido que incentiva a la economía, para que ésta realice determinadas acciones. La acción del sector público sobre la economía puede tomar la forma de regulación de los distintos procesos económicos, mediante la actividad legislativa conforme el marco institucional dentro del que se desarrolla la producción, el comercio y las finanzas o mediante la manipulación y control de las variables económicas significativas que guían la iniciativa privada, a través de la política fiscal, monetaria o comercial. Así mismo, la intervención estatal puede realizarse a través de la intervención directa del sector público en la actividad económica.
En la historia moderna el papel del Estado ha sido de diversas maneras, un par de ejemplos son:
- El papel del Estado como gerente social de la igualdad de oportunidades, creando la estructura económica de una sociedad de bienestar que proporciona educación, sanidad y protección, mediante la generación de los subsidios y pensiones a todos los ciudadanos.
- El Estado interviene en la economía para corregir situaciones de crisis originadas por la expansión de la gran industria en el siglo XIX.
Así como ha jugado diversos papeles, también ha tenido diversos objetivos, algunos de estos han sido:
- La intervención del Estado tiene como finalidad aumentar el gasto público e incrementar los impuestos en una cantidad igual, es decir; sin crear un déficit público, sin aumentar la deuda pública y al mismo tiempo, generando un efecto positivo sobre el producto y el empleo. En una situación de elevado desempleo, la política económica es capaz de reactivar la producción y el empleo manteniendo finanzas públicas "sanas".
- Fortalecimiento del Estado mediante las nacionalizaciones y expropiaciones de empresas; lo cual dio comienzo a la formación del sector público en los sectores claves de la economía.
- El Estado debe poner orden en la economía, reorientar las políticas y adoptar medidas para reactivar las economías, salvaguardando el interés y la seguridad nacional.
- El Estado debe ser agente de cambio social y transformación económica. Para ello requiere de un aparato burocrático que funcione fluidamente.
- A través de la empresa pública, el Estado se vuelve en sí mismo un agente de la acumulación de capital, protagonista directo en la producción, distribución y financiamiento.
- El objetivo primordial de la intervención estatal es base en el apoyo a las inversiones privadas con la creación de infraestructura asumiendo los riesgos y promoviendo nuevas áreas de inversión.
- Propiciar la participación de los diversos grupos sociales en el desarrollo, mediante la elaboración de la política económica en la cual se relacionen aspectos políticos y económicos, ya que dicha política se enfrenta permanentemente a la necesidad de regular un sistema que atienda a la inestabilidad económica, social y política. La política económica es el resultado de conflictos entre grupos y clases que tienden a consolidar, crear o disolver equilibrios político-sociales en el campo económico. Los objetivos de la política económica deben expresar los intereses de los grupos dominantes, pero también deben considerar los intereses de los grupos dominados para garantizar consenso y justificación.
- Institucionalizar los procesos de política económica aprobando: objetivos, aplicando instrumentos, organizando instituciones, evaluando las acciones aplicadas, y estableciendo compromisos entre diferentes grupos sociales para procurar el equilibrio.
Analizando la historia podemos ver cual ha sido el papel que ha jugado el Estado. En el capitalismo mercantilista de los siglos XVII y XVIII prevaleció el Estado patrimonialista, caracterizado por la confusión entre el patrimonio del príncipe y el del Estado. En el capitalismo competitivo del siglo XIX fue dominante el Estado liberal, garante de la propiedad y de los contratos: productor apenas de bienes estrictamente públicos. En el capitalismo monopolista del siglo XX, el Estado social burocrático asumió tres formas: el Estado benefactor, en los países desarrollados; el Estado desarrollista, en los países subdesarrollados; y el Estado burocrático en los países estatistas. Estas tres formas tuvieron en común tres rasgos que justifican su carácter social y burocrático: el compromiso con los derechos sociales, la responsabilidad por el desarrollo económico del país y la ejecución directa de las nuevas tareas consiguientes a través de la contratación de burócratas.
El Estado del capitalismo globalizado del siglo XXI muy posiblemente será un Estado social-liberal, será social porque seguirá siendo responsable de la protección de los derechos sociales en materia de educación, salud y previsión básica; será liberal porque realizará estas tareas de forma mucho más competitiva, dejando de ofrecer a la burocracia estatal el monopolio de las partidas presupuestarias para la educación, la salud y la cultura (que muy posiblemente destruya el sistema en un afan de lucro). La construcción de obras de infraestructura, las empresas productoras de bienes y las empresas productoras de servicios públicos serán objeto de concesiones a empresas privadas.
Sin embargo, el principal elemento que parece explicar la acción estatal es la insuficiencia de los mecanismos del mercado para garantizar por sí solo el desarrollo más o menos equilibrado y sostenido a largo plazo; además de que existe la necesidad de garantizar la cohesión y estabilidad sociopolítica.
Es claro que en determinados niveles en el desarrollo de las fuerzas productivas, las relaciones sociales de producción tienen que ajustarse, cambiar; pero si esta contradicción no se resuelve, la inestabilidad puede desembocar en vastos movimientos sociales que buscarán un nuevo equilibrio entre los objetivos de los grupos sociales y la economía vista por el estado.
También se expresa en la creciente segmentación de la producción a nivel internacional, por la cual las empresas transnacionales ubican sus unidades productivas donde los factores les permitan alcanzar una mayor competitividad y rentabilidad global. Este fenómeno corre parejo con un proceso, aparentemente contradictorio, de concentración de la propiedad de los circuitos productivos y financieros en grandes conglomerados -lo que está dando lugar a una estructura oligopólica de dimensiones inéditas- y, por consiguiente, de las decisiones (y quiebras) económicas a escala planetaria. Esto, a su vez, ha significado una intensificación del comercio intra-empresa, lo que implica también un cambio de gran importancia en la estructura del comercio internacional ya que, por su naturaleza, tiende a escapar de las reglas que rigen el mercado y la libre competencia.
En todo ello es común que se trate de dejar al estado de lado y de espalda a los intereses de los habitantes de la región donde las empresas siembran son intereses. Lo que justifica y ratifica la intervención del Estado.
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