En algunas partes de la ciudad de caracas existen en las cercanías de los puentes unos arcos de acero de alta resistencia conocidos como controladores de altura, su finalidad es evitar que los vehículos de carga pesada, popularmente llamados gandolas, dañen los puentes al impactar en la parte inferior de estos ya que algunas empresas inescrupulosas sobrecargan las unidades “discretamente” dándoles más altura de la legal.
Hace pocos meses transite por una autopista y me toco ser testigo de uno de esos casos, un camión de la coca cola se estrello con tal violencia que este quedo doblado entre la parte superior del arco y el asfalto, las ruedas delanteras en el aire y el anclaje del arco rajado, esa imagen más el reguero de vidrio en el sitio, me da pie para explicarles con un poco de imaginación de su parte que es actuar como gerente.
Primero usemos el término “gerenciar” como sinónimo del actuar de la persona que guía los destinos de la empresa. Seguidamente asumamos que la empresa es una “gandola”, por lo que el gerente será el “chofer”. Ahora bien el escenario seria una línea continua de tiempo ya que se presupone que la empresa desea perdurar, por lo que la “autopista” le representa muy bien. Y por ultimo consideremos los controladores de altura como las “leyes” de la republica.
A Usted le dan una gandola para conducirla a un fin determinado dentro de un límite de tiempo, los recursos de los que dispone están limitados a las capacidades del vehículo que maneja y de su capacidad para aprovecharlos dentro de los límites que impone la ley. Una vez en la vía, cuenta con los espejos retrovisores para percatarse de la ubicación de la competencia, para vigilar sus movimientos, con el firme propósito de mantenerlos lejos de usted. Recuerde que la carga que lleva no es solo la mercancía, también es responsable de las personas que laboran para la empresa y debe rendir cuenta a quien lo puso al volante, por lo que debería tener cuidado al manejar. Consideremos que si lo hace.
En la autopista tiene otros motoristas que tienen intereses similares, por lo que comparten el mismo espacio llamado “mercado”, solo que usted maneja el carro más grande. A consecuencia de ello si usted va lento los demás bajaran la velocidad o le rebasaran, si usted va sobre cargado perderá capacidad de maniobra y el mas aguzado le rebasara por el hombrillo, sino por debajo, tiene que estar siempre sopesando sus propios límites.
Si se maneja como un loco se corre el riesgo de salirse de la vía y “quebrar” la gandola lejos del camino. Si se va muy rápido su propia inercia le puede hacer perder el control. Si lleva el equipo de sonido con el volumen muy alto, la “música que quiere oír” le hará perderse de “los sonidos de su entorno” y se desconectara de la realidad.
Los que van detrás de usted son los acreedores, proveedores y pequeños vehículos que se aprovechan del halo que va dejando a su paso, es decir competidores que viven del camino ya abierto por los más grandes aprovechado los espacios que estos siempre dejan por su propia naturaleza. (En escritos posteriores puedo explicarlo más ampliamente).
Si como buen chofer conduce en forma correcta y segura, pasara años al frente del volante de su gandola y en una sola pieza, aquí hago una observación; en ningún momento se confunda ello con la falta de agallas para acelerar en el momento oportuno, recuérdese que todo es interdependiente, sus capacidades gerenciales es la fuerza que une todo.
Si por el contrario es de los choferes que creen que pisando el acelerador los demás se quitaran o los aplastara y así usted llegara más rápido, pronto se enterara que solo incrementa en forma exponencial los riesgos. Si en su afán de ser el más y el mejor, cree que pasara por el control de altura por el solo hecho de ser “el vehículo más grande de la vía”, pues es mejor que este bien engrasado… lo necesitara.
Al lanzarse en forma audaz solo se encontrara con que el control de altura es más duro de lo que parece y lo detendrán instantáneamente y usted saldrá disparado por el parabrisas rumbo al asfalto y será su pellejo el que decore los titulares de la prensa. Pero, y siempre hay un pero, si usted fuese la única víctima quizás sería aceptable de alguna manera, pero no es así y aquí viene el por qué de ser un buen gerente.
Al ser frenado violentamente por su imprudencia, el que va detrás de usted también se estrella contra sus restos; proveedores, acreedores en general, los asociados y hasta la competencia que vivía de la estela de su paso. Adicionalmente en esa lista están todos los empleados y las personas que confiaron en su buena gestión, los que le permitieron estar al frente del volante, entiéndase los accionistas. Cuenten con los que compartían la vía, que indefectiblemente serán alcanzados por la esquirlas y el reguero de vidrio que dejara en la autopista, secuelas que pueden estar por ahí por cierto tiempo y que afectara el tránsito de otros. A todo lo dicho súmele el espectáculo que será verlo caer en el asfalto a los ojos de sus colegas y “amigos” de esos de los que uno no nombra. Y, por supuesto, si la gandola se estrella dejara el resto del camino despejado para que otros pasen, con independencia de si aprenden con el ejemplo ajeno o no.
“Gerenciar” no es ser mojigato, no es ser el temerario, no es ser el que se mete en una cajita con llave para que no le pase nada, “Gerenciar” es vivir, oír, sentir, mirar mas allá del borde del escritorio que se tiene en frente, se debe tener conciencia que la persona al otro lado del mismo es persona. Se maneja admirando el paisaje con la vista puesta en el camino, dejando pasar a los locos y evitando pisar los huecos. No se sufre de gratis.
Cuando el “gerente” del BBVA banco provincial en Venezuela, tuvo la muy mala idea de “dársela de duro” con el presidente de la republica cuando este en plena transmisión de televisión (en vivo y en cadena nacional) le hace una observación sobre una estafa inmobiliaria de la cual el banco estaba en plena complicidad, ese gerente piso a fondo el acelerador de su gandola de frente al arco que controla el límite de altura… y ya saben lo que pasara.
Cuando se tiene el papel de gerente se debe tener presente la primera regla; las leyes se respetan, porque tú eres el que saldrá por el parabrisas.